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Lucidez en los sueños y el arte

Mariana Piñeros Jiménez

Desde que tengo 6 años tengo sueños lúcidos: sueños en los que soy consciente de estar soñando.


En este tipo de sueños he volado, viajado, recibido mensajes y conocido personas. He experimentado miedo, amor, ira, éxtasis, frustración, cansancio y alegría. He visitado planetas, animales y maestrxs. Me he encontrado con familiares que murieron, exparejas y pokemones. He soñado con Jesucristo y el infierno: con abismos y rascacielos. He explorado, recorrido laberintos, viajado al espacio. He visitado la nada. He conocido canciones, instalaciones de arte, secretos milenarios y templos subacuáticos. He estado en el universo de incontables muñequitos animados. He visto escenas horribles y vergonzosas. He meditado. He hecho todo lo que he querido hacer, y mucho más.


Se podría decir, entonces, que soy "experta" en controlar mis sueños. Pero el control y la lucidez no son características compatibles. Entonces es más preciso decir que soy "experta" en mantenerme despierta en sueños: en prolongar mis estados de conciencia de estar soñando.


Por eso, en esta entrada, les voy a contar mi secreto para alcanzar esa lucidez, y cómo entenderlo influenció profundamente mi práctica como artista.



Los sueños lúcidos


Los sueños lúcidos son parte de mi vida desde que tengo memoria. Recuerdo llegar del colegio a la casa de mi abuela, muy pequeña, y tomar siestas en las que parálisis del sueño me llevaban a soñar lúcidamente. En estos sueños caminaba por los pasillos de su casa, buscándola, sorprendida de ver cómo la casa que conocía se hacía distinta: los ojos de las fotos de mis bisabuelos se habían convertido en remolinos animados; las escaleras eran interminables; y el sonido se movía solo hacia adentro. Recuerdo, también, que durante muchos días me iba a dormir pidiéndole a Dios y a los ángeles que me dejaran soñar haciendo parte de Rocket Power o dirigiendo un Circo Pokemon. Y recuerdo que todos los sueños por los que pedí, eventualmente se cumplieron.


Acá una prueba:


Cuaderno de Preguntas que llené en el año 2000.


La lucidez, entonces, siempre ha sido parte de mis sueños.


Crecí con la certeza de que podía pedir todo lo que quisiera, y de que, en la flexibilidad de los sueños, siempre sería posible. Crecí con la seguridad de que en los sueños —inseparables de la actividad de dormir— había un territorio con un potencial infinito.


Las técnicas


En mi adolescencia empecé a nombrar eso que siempre había experimentado como "sueños lúcidos". Familiares, amigxs y blogs me ayudaron en ese camino.


Durante esa época leí mucho sobre lo que otras personas decían sobre los sueños, los mundos oníricos y la actividad de soñar.


En esta investigación me causaron curiosidad y sorpresa varias cosas:

1. No todas las personas tenían sueños lúcidos

2. Muchas personas ni siquiera recordaban sus sueños al despertar

y 3. Muchas personas deseaban aprender cómo recordar sus sueños y cómo soñar con lucidez.


El internet estaba lleno de técnicas. De blogs con pasos y recomendaciones. "Mírate las manos", "Intenta verificar la solidez de una pared". Y yo leía, una y otra vez los mismos tips, pero en el fondo no los entendía. Nunca había pensado que ganar consciencia de estar soñando necesitara un proceso. Y cuando intentaba poner estas cosas en práctica —cuando me iba a dormir y soñaba lúcido y me miraba las manos o verificaba la flexibilidad de las paredes— pensaba "¿Ahora qué?".


Muy pronto las recomendaciones de otras personas perdieron sentido y relevancia en mi práctica. Y me seguí dedicando a hacer lo que tenía sentido para mí.


Toda mi adolescencia, entonces, me dediqué a soñar y soñar, y dormir y dormir. Y mi amistad con el reino de los sueños se fortaleció; y mis exploraciones se empezaron a profundizar.


Por este motivo: porque siempre estaba en contacto con mis sueños y no podía evitar hablar todo el tiempo sobre ellos, la pregunta de otrxs empezó a ser cada vez más recurrente: ¿Cuál es tu técnica?, ¿cómo lo logras?, ¿cómo puedo yo soñar lúcidamente?, ¿Cómo puedo controlar mis sueños?


Aún así, el proceso de reflexionar sobre cómo soñar lúcidamente me causaba mucha incomodidad. Soñar lúcido me parecía obvio y fácil; pero me parecía imposible hacer una serie de pasos para acceder a su sabiduría compleja, inconexa y cambiante.


Mi secreto


Por fortuna, en el camino conocí a otrxs soñadores lúcidxs y a maestrxs con teorías más profundas sobre el soñar. Conocer sobre sus prácticas me ayudó a entender aquello que tenemos en común quienes soñamos lúcidamente. Y, especialmente, por fortuna nunca dejé de soñar. Mis propios sueños me enseñaron algunas prácticas que todavía tienen sentido para mí; y me mostraron las condiciones interiores y exteriores que son catalizadoras de la lucidez.


El resultado de mis exploraciones está cambiando todo el tiempo. Pero cada vez estoy más convencida de que sí es posible enseñarle a otras personas a soñar lúcido. O que es posible aprender a soñar con lucidez.


Ahora, entonces, cuando alguien me pregunta: ¿Cómo puedo soñar lúcidamente? Yo le respondo:


  1. Préstale atención a tus sueños. Cuando te despiertes, antes de hacer cualquier otra cosa, pregúntate "¿qué soñé?". Habla sobre tus sueños. Pregúntale a otrxs por sus sueños. Consume contenido (videos, películas, lecturas, música) que hable sobre sueños. Ten un diario de sueños. Este es un consejo común y absolutamente necesario. No es una forma rígida de someterse a unx mismx a una rutina, sino una forma de entablar una amistad con otro mundo. Y así empiezan todas las amistades: con interés.

  2. Préstale atención a tu realidad. Utiliza tus sentidos. Sé curiosx. ¿Has notado lo extraña que es "la realidad"?, ¿lo parecida que es a una película?, ¿lo parecida que es a un sueño? La realidad es hermosa, única, extravagante. Muchas veces inverosímil. La realidad es mágica, cambiante, detallada. Préstale atención. Cuando cultivas tu curiosidad en la vigilia, aprendes a aplicarla en tus sueños. Cuando aprendes a mantenerte atentx en tu "día a día", aprendes a mantenerte "despiertx" en tus sueños. De nuevo, esta no es una actividad rigurosa o rígida. Todo lo contrario. Si te genera angustia, déjala. Y vuelve a conectarte con el sentido de la maravilla, la sincronía y lo inusual.

  3. Cultiva el ocio. Generalmente, puedes soñar lúcido cuando duermes "más de la cuenta". O sea cuando has pasado tu umbral del descanso. Solo entonces pasas del sueño reparador (necesario, también, para cultivar la lucidez) a la fase del disfrute del sueño. En el ocio, las siestas durante el día y la demora para levantarse, se cultiva más la amistad con el mundo de los sueños. En estos momentos entras al mundo onírico por puro placer.

  4. Ten un propósito sobre el sueño al irte a dormir. Al principio puede ser simplemente ganar consciencia del sueño. Después puede ser viajar a un lugar, visitar a alguien, investigar algo, comunicarte con... etc. Desea algo. Pídelo. Tenlo presente. Cuando ganas consciencia en un sueño tienes unos pocos segundos para desear algo. Y tienes que tenerlo claro si deseas prolongar tu lucidez en los sueños. Pero... y este es un gran pero... solo ten propósitos honestos.

Voy a ampliar el cuarto punto.


La honestidad


La más grande enseñanza que he obtenido de mis sueños es que la honestidad es muy importante para unx soñadorx. Así que les contaré lo que he aprendido sobre ella.


Hay varios tipos de honestidad, o varias dimensiones de la honestidad:


a. La primera es la honestidad con unx mismx. Nuestros sueños son espejos de nuestro estado mental y emocional, y para muchas personas puede ser abrumador recordar quiénes son, en qué piensan, qué han hecho, qué sienten y qué han vivido. Es importante tener un corazón claro, que desee ver la verdad, para poder soñar con lucidez.


Por supuesto, la verdad es cambiante. Y desear conocer la verdad es muy distinto a ya saberla. Ser honestx es saber que es imposible conocer la verdad una vez y para siempre, y que siempre hay algo más por ver o saber sobre el propio corazón. Esta dimensión de la honestidad, entonces, tiene que ver con la intención de ser honestxs: con desear saber la verdad, especialmente sobre nosotrxs mismxs. Y esta intención clara es muy importante para poder recordar nuestros sueños, sin sentirnos abrumados por su contenido.


b. La segunda honestidad es la honestidad de la intención: ¿Por qué deseo lo que deseo?, ¿por qué deseo soñar lúcido? Los sueños lúcidos y el control, los deseos de poder o la autoimportancia son incompatibles —por lo menos en mi experiencia—; y, al contrario, los propósitos honestos son catalizadores de ella.


Mis sueños y experiencias me han ayudado a entender que hay dos grandes categorías de motivaciones honestas: las de la diversión y las de la curiosidad. Y esto quiere decir que si deseamos soñar con algo que nos parezca divertido o curioso, tenemos más probabilidades de soñar lúcidamente. Las motivaciones de otras categorías nos hacen pesados, y para mantenernos despiertos durante el sueño necesitamos liviandad.


Diversión y curiosidad


No sé si puedan sentir que desear soñar con algo que nos parece serio se siente distinto. Nos carga con la presión y expectativa de poder "hacerlo bien". ¡Y no hay manera de soñar mal! El perfeccionismo es el camino de la rigidez. En cambio, la diversión y la curiosidad nos permiten ganar flexibilidad, porque no tenemos expectativas sobre lo que hacemos motivadxs por ellas. En los sueños, cambiantes e impredecibles como son, es fundamental la capacidad de adaptar la atención y la curiosidad a lo que aparezca.


Por esto: porque creo que es importante tener claro aquello que deseamos hacer en sueños, y porque esta motivación puede ser nuestra verdadera puerta a la lucidez, les voy a contar sobre lo que he aprendido de mis brújulas oníricas: la diversión y la curiosidad, y sobre la manera en la que podemos aclarar nuestros corazones y propósitos a través de sus filtros.



La diversión es la diversión: "Quiero soñar con un circo pokemon", "Quiero saber cómo se siente volar", "Quiero ser una ballena", "Quiero visitar otro planeta". Diversión. Felicidad. Alegría. Y la clave de la diversión es que no sea importante. Lo importante es pesado. La diversión es ligera. Y los sueños son primos hermanos de la diversión. Si quieres aclarar tu corazón, pregúntate: ¿Esto es importante o divertido? Y solo proponte hacer lo que te parezca divertido.


A veces parece que tener sueños lúcidos fuera algo importante. Pero no lo es. Nuestros sueños son un lugar al que vamos a descansar y ser libres. Y no queremos cargarlos con las mismas presiones sobre nosotrxs mismxs que tenemos en la vigilia. No queremos hacernos mejores personas en sueños. No queremos ser distintos a quienes somos. Queremos, en cambio, disfrutar de las posibilidades, convertirnos en un Pokemon, volar un dragón, visitar otro planeta. Para poder mantenernos flexibles y atentxs necesitamos de la guía de lo que nos parezca honestamente divertido. No queremos ganar poderes. No queremos visitar otros planetas porque sea importante hacerlo. La importancia nos hace inflexibles: no podemos ver la maravilla de lo que juzgamos "poco trascendental" si estamos fijadxs en ella.



La curiosidad es aquello que nos motiva a vivir: las preguntas con respuestas ambiguas, los misterios de la existencia, las dualidades, las decisiones, los caminos que se bifurcan, lo inexplicable. La curiosidad. La que nos mueve a explorar, compartir, conversar, leer, ver, escuchar,... La que nos rodea con preguntas difíciles de responder, con las que nos dormimos y nos despertamos, y nos dormimos y nos despertamos.


Los sueños son el lugar perfecto para la irresolución de las preguntas que nos causan curiosidad honesta: para solo sentirlas, darles espacio y experimentar con ellas. Los sueños son la cuna de las posibilidades múltiples. El albergue de las contradicciones. Son pura libertad. Y cuando tenemos el propósito de soñar con aquello que nos causa curiosidad, encontramos en ellos un terreno fértil, rapidísimo, voluble, en el cual explorar estas cuestiones.


¿Ejemplos de curiosidades honestas?: ¿Qué pasó con mi abuela que murió?, ¿Por qué mi corazón late?, ¿Cómo puedo encontrar descanso?, ¿Quién es Dios? Todas estas son preguntas difíciles de responder. Múltiples de responder. Cambiantes de responder. Y al soñar experimentamos sus posibilidades, caminos, respuestas tentativas, lo irrisorio de sus respuestas tentativas, y más. Soñamos y somos libres de las preguntas que nos hacen humanos. Paradójicamente, estas preguntas son el camino de nuestra libertad. Debemos desear responderlas, e intentar responderlas, para poder dejarlas libres, inaprensibles. Y en los sueños podemos hacer ambas cosas.


¿Cómo aclarar el corazón sobre lo honesto de una curiosidad? Preguntándose si la curiosidad tiene realmente un vínculo con la propia vida. La curiosidad no es una cosa intelectual. La diversión sí puede serlo, para el nerd de corazón. La curiosidad es una cosa que atraviesa el cuerpo, la experiencia, la vida. Todas nuestras preguntas honestas tienen qué ver con aquello que amamos, con aquello que nos importa. Ese es el propósito de nuestra curiosidad: guiarnos por nuestro tránsito por este mundo; guiarnos en la constante aventura de autodescubrimiento a la que llamamos "vida".


Así que solo proponte soñar con las preguntas que tengan una relación estrecha con tu propia vida. Los sueños te darán símbolos, respuestas ambiguas, material para explorar la plasticidad de la verdad, un fractal de opciones. Y te permitirán descansar de la angustia y el afán por responder aquello que necesita tiempo, cuidado, creatividad e investigación.


De esta forma, tu curiosidad será también tu diversión.


La lucidez


La lucidez, entonces, es aquello que se obtiene en el tránsito por lo que es curioso y divertido. Es un estado de ser y de estar en el mundo. Una cierta apertura a las experiencias, una propensión al diálogo con todo lo que nos rodea, una flexibilidad de la cognición.


La lucidez es, en el fondo, libertad y amor.


¿Y el arte lúcido?


Por supuesto mis sueños, como son tan importantes para mí, tienen que ver con todas las áreas de mi vida: tanto con mi arte como con mi vida familiar; con mis preguntas espirituales y con la comida de mi perro; con mi trabajo y con mis parejas; ¡con todo! Y las cosas que he aprendido se pueden extrapolar a casi todo lo que vivo.


Pero el arte es una forma de incitar conversaciones. De pasar tiempo y familiarizarse con realidades parecidas a la onírica en este plano de la realidad. El arte nos hace dudar de nuestros sentidos, de nuestras verdades únicas. El arte nos invita a recordar que lo que pensamos no es la única manera de pensar: nos mantiene flexibles, curiosxs, emocionadxs.


Los motores del arte, igual que los de los sueños lúcidos, son la curiosidad y la diversión. El arte tampoco tiene qué ver con la autoimportancia o el deseo de reconocimiento. El arte se hace porque se tiene una pregunta genuina por el mundo, y una curiosidad genuina por la plasticidad y posibilidades de los materiales. El arte es fundamentalmente curiosidad y técnica: una pregunta sobre el mundo y su encuentro maravilloso con unos materiales.


A veces olvidamos esto y nuestro arte se convierte en una cosa pesada, que necesita darnos el valor, reconocimiento y amor que creemos que no tenemos. O depositamos sobre nuestra práctica artística la presión de responder de forma definitiva nuestras preguntas trascendentales o de convertirse en la única fuente de nuestro sustento material. A veces cargamos a nuestra práctica creativa con nuestros miedos sobre el futuro o con nuestra deshonestidad. Y dejamos de crear. Dejamos de entender a la creación como un ejercicio de la libertad, como un intento de ampliar los horizontes de nuestra consciencia y corazón, como un canal para la expresión de la multitud que somos. Y cerramos con esto nuestro corazón: nuestras preguntas honestas sobre el mundo, nuestras conversaciones con todo lo que nos rodea.


El arte lúcido nos invita a estar en un estado de ser mientras creamos y vivimos. A relacionarnos con libertad con nuestro mundo interior y exterior. A escuchar sus diálogos y conocer sus relaciones. Y a materializar estos caminos de la alegría y la curiosidad practicando la atención, la escucha, la confianza y la entrega.


El arte y los sueños


En mi práctica personal utilizo a los sueños y el arte como dos partes de una misma cadena. Y dejo que una práctica alimente a la otra.


A menudo las preguntas que tengo para hacerle a mi arte son las mismas que tengo para mis sueños. Visto de cierta manera, las curiosidades y alegrías son siempre un llamado a la aventura. (Aunque les podemos dar otros nombres: Pregunta de investigación, eje temático, tema de interés). Y lo que yo hago es responder a estas preguntas durante la vigilia con mis acciones creativas, y durante la noche con mi soñar.


A veces hago arte sobre mis sueños y a veces hago arte en mis sueños. Dejo que la inspiración: las posibilidades e ideas, fluyan de un momento al otro, sin límite. Así, mis sueños me dan intuiciones plásticas: la primera línea de un poema, una sensación con la que puedo trabajar. Y mi cuerpo entero le da a mis sueños inputs: habilidades prácticas, procesos que se reconocen, pensamientos desarrollados, preguntas de amigxs, y más.


Entonces... sueño con eso. Y luego creo con lo que sueño. Y luego...


Es un círculo infinito de creación. No tiene un principio ni un final. Y es plástico en todos los momentos. Además, esta cadena nutre toda mi "vida práctica". Mi creación no son solo mis libros, mis entradas de blog o mis dibujos: mis creaciones son mis relaciones, mis formas de sentir y pensar, mis comidas,... ¡mi vida en general! Los sueños y el arte, mis grandes aliadxs, permean todo. Y todo en mi vida, cuando estoy en conexión y sintonía con ellxs: cuando me dejo guiar por sus susurros sobre la diversión y la curiosidad, se convierte en un gran acto creativo.


Así, cuando me siento bloqueada, estancada, deprimida o ansiosa, vuelvo a ellxs. Y cuando me siento alegre, despierta y disponible también. A veces duermo más de lo que hago arte. Y a veces hago más arte de lo que duermo. Pero este sistema de retroalimentación hace que la energía vital siga moviéndose en mi interior.


Sobre el arte y la lucidez en sueños


En el inicio de la entrada mencioné que el control y la lucidez son incompatibles. Y quisiera terminar diciendo exactamente lo mismo: el control y la lucidez son incompatibles.


En mi experiencia, soñar lúcido y poder ejercer la voluntad al soñar, es una suma entre la determinación en un propósito y la honda entrega: entre la intencionalidad y el desapego. Y ambas cosas pueden aplicarse a la práctica artística —y a la vida en general—: intencionalidad y desapego; propósito y entrega.


Mis 21 años de lucidez onírica han sido, y de hecho siguen siendo, una invitación a ceder todo lo que creo sobre mí misma y el mundo, una y otra vez. Una invitación a permitirme a mí misma y a mi arte ser cosas flexibles y cambiantes: distintas momento a momento.


Cada vez que me he obstinado en ser la misma persona durante mucho tiempo mis sueños me han invitado a dormir más: a volver a experimentar la libertad de la flexibilidad y el cambio. Dormir y soñar me han ayudado y liberado de mí misma.


Y ahora que mi práctica creativa tiene más... vida y raíz, mi arte hace lo mismo por mí. Me invita a crear para distensionar aquello que acumulé: para movilizar mi rigidez interna. El arte se ha convertido en mi yoga: en mi forma de transformarme a mí misma.


Ya no duermo tanto como solía. Pero aprecio como nunca el estar dormida y el estar despierta. Cada vez confío más en que puedo mantener mi corazón atento y abierto en ambos momentos. Confío en que no hay nada malo que me pueda pasar en ninguno de los dos estados. Y gracias a esto he podido prolongar mi consciencia de estar "soñando" y de estar "viviendo".


En el fondo, en esto consiste la práctica de soltar el control: en rendirse a los tiempos y flujos de la vida y sus facetas; en seguir el susurro de la curiosidad y la alegría con desaprensión, y en el cultivo de esta claridad: no hay nada qué hacer, no hay ningún lugar al cual ir, solo hay un estado de ser en el cual estar.


Esta práctica ha aumentado mi descanso y productividad. Ha profundizado mis relaciones con otros seres humanos y con otras formas de vida. Me ha permitido mantenerme ligera en este mundo de las prisiones y los votos. ¡Y me ha permitido divertirme más y tener preguntas más interesantes para hacer arte!


Por eso, siempre que puedo, chequeo a mi alrededor y chequeo mi corazón: reconozco la maravilla de estar viva, de experimentar este mundo, este tiempo. Y, siempre que puedo, chequeo en mis sueños la maravilla de estar viva en mis sueños: de experimentar todos los mundos posibles y todos los tiempos.


Cuéntenme sobre sus experiencias con los sueños.


¡Que vayan a dormir y a crear con felicidad y curiosidad!





Por más sueños y más arte.


Por más lucidez.


Por más formas creativas de relacionarnos.


Por menos imágenes fijas de nosotrxs mismxs y el mundo que nos rodea.


Por encontrar caminos posibles

que nos lleven a estar más juntxs


Por temporalidades guiadas por la curiosidad y la alegría


Por un mundo en el que los sueños y la vigilia son parte del mismo proceso creativo


Por el descanso de la mente, el cuerpo y el corazón en cada paso del camino.



Mariana.

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