Sobre el silencio

Aforismos sobre el silencio

Nací como un conejo, un árbol o una concha de mar: en el silencio de Dios que no tiene palabras.
Ayer me asusté con el sonido de mi propia voz.
Poco a poco me introduje, como una extranjera, en el lenguaje de los otros.
¿Olvidé el idioma que hablaba antes de aprender este?
No sé cuánto tiempo he pasado viendo las nubes, acariciando animales e inventando escenarios hipotéticos. No sé cuánto tiempo he pasado sin mover los labios.
Preparé durante años un monólogo que no le presenté a nadie, y lloré porque no hubo aplausos
Leí secretos en los ojos de mi familia.
Me sorprendí del contenido de las palabras que mi familia no pronunciaba.
Proyecté mi infancia como una película muda.
Recuerdo una niñez sin diálogos.
Antes de hablar con fluidez, me enseñaron a callar: ¡Silencio!, ¡quieta!
Los profesores presintieron un bosque detrás de mi silencio. Intenté entrar en él y solo encontré un árbol y dos pájaros que no cantaban.
Ayer abrí el cajón de las fotos viejas. Había una en la que estaba sentada sobre un elefante. No sé quien vivió eso.
Me soñé a mí misma como un mar furioso. Desperté y no podía mover el cuerpo. Las palabras me salían hacia adentro.
Viví por esta promesa: “Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar” Ex. 4:12.
Me sostengo en el filo de la palabra de los otros.
Me atraganté con las palabras de los otros.
Vomité todas las palabras que no dije.
Intenté pronunciar, desesperadamente, el nombre de Dios: ¡YHVH!, ¡YHVH!
Releí un poema de mi adolescencia y me di cuenta de que no decía nada.
Escribí contra las palabras: encontré una textualidad no-verbal.
Castigué con mi mudez a las personas que me rodeaban.
Me castigaron con la ley de hielo; me hicieron desaparecer.
Me agarré con dientes y uñas a todo lo que estuviera de acuerdo con lo que había decidido ser.
Ayer limé las uñas con las que me había agarrado al barranco de la identidad.
Decidí cuáles iban a ser mis (dos) secretos esenciales.
El dolor me despertó de un sueño repetitivo.
Me hice vivir todo para poder hablar de todo.
Reencontré las primeras palabras que validaron mi malestar: estaban en la remisión a urgencias psiquiátricas.
Grité en el cine, en el funeral, en el salón de clases, en la comida familiar.
Apabullé al lenguaje a fuerza de saturación.
Me da miedo el montón de palabras que hay en mi carpeta de textos personales.
Logré rastrear el origen y propósito de mis ficciones; me prometí desconfiar de los que me habían obligado a creer en ellas.
Hoy las palabras me parecen mentirosas, inaprensibles, entes autónomos. No tengo piso.
Intento romper el cuero gastado de mi silencio, furiosa, apuñalándolo.
Balbuceé por años la misma palabra.
No sé cuándo voy a dejar de tartamudear lo que necesito.
Mi mamá me dijo: Usted vivía en una burbuja.
Mi papá me dijo: Los dos tenemos mucho de autistas. Pero yo más.
El abuelo me dijo: Lo que escribe avergüenza y ofende a su familia.
¿Cómo hablo? ¿Hablo como una mujer?
¿Las mujeres hablan diferente a los hombres? ¿Las mujeres callan diferente a los hombres?
Encuentro y encuentro cucarachas debajo de algunas palabras: bulimia, violación, vergüenza.
El silencio me parece una excusa mentirosa: se puede hablar de todo.
El dolor me despertó de un sueño repetitivo.
Hoy fui a análisis y no quise hablar.
Imaginé un interlocutor que no desapareciera cuando le contara uno de mis (dos) secretos.
Me sorprendí del significado de las cosas que repetía: solamente sabía cómo sonaban.
Ayer, retorciéndome, quise inventar una nueva lengua madre.
Las palabras me abrieron un hueco en el pecho con un paisaje que nunca antes había visto.
Intuí en el muro de mi mudez una ventana por la que se podía ver el siguiente. El siguiente muro también tenía una ventana.
Arrullo mis palabras para que no se despierten llorando.
¿Cómo hago para afirmarme en la incomprensión?
Ayer cobijé al escalofrío o al silencio no acústico.
Hoy me encontré brillando como una mañana de domingo y no escogí las palabras que iba a usar.
Renuncié a decir y a hacer lo que pensaba por miedo a perder el amor de mi familia.

Textos realizados en el marco del proyecto "La quietud es el silencio del cuerpo", del colectivo de artes mixtas Ayer me soñé con un animal (Ana María Lagos y Mariana Piñeros).

Tipología del Silencio

Silencio como único lugar del autoconocimiento. Silencio como sinónimo de sabiduría. "Me quedé speechless". Ley de hielo. El silencio puro. Comunicarse como un árbol. Silencio del autismo. Mutismo selectivo. Silencio como grado máximo de complicidad y confianza. Silencio de la meditación. Silencio como salida del monólogo interno. El monólogo interno como una obra en constante construcción que nadie ve ni escucha y nunca se presenta. Marchas silenciosas. El silencio en las conversaciones. "El silencio ocupa los espacios del riesgo". Silencios incómodos. Parlanchería. Silencio de la muerte. Extrañar hablar con quien nunca se ha hablado. Silencio del cine. Silencio de la sala de cine. Silencio de los amantes. ¿Te gusta cuando callo? Callarse para escribir. Silencio de la mujer. Silencio del hombre. Silencio del que no sabe hablar el idioma predominante o del otro. Meditar para aprender a conocer sin palabras. Meditar en silencio. Meditar hablando. Silencio y soledad para desenredar el meollo mental. Silencio para salir del silencio. "Aquel dueño de su lengua". Silencio como máscara de la tristeza. ¿El que trabaja en silencio, en la sombra, tiene doble recompensa? Silencio pasivo-agresivo. El silencio del mar. El silencio del arruyo. El silencio arruyador. ¿Hablar, si no es del propio cuerpo, es ruido? “Silencio pleno de formas y visiones”. Silencio obligado, virtuoso, trabajado. Silencio interesante. “Calladita se ve más bonita”. Silencio sexy. Clint Eastwood. Silencio: ¿abstención de hablar o falta de ruido? Cuando los perritos o los niños se quedan en silencio están haciendo algún daño. ¿Por qué el abuelo, que antes era mi cómplice en el silencio, empezó a hablar con el Alzheimer? Silencio del olvido. ¿Son secretos las cosas que todo el mundo sabe pero no habla? Silencio como invitación a la atención. Cámara anecoica. Silencio antecedente y silencio consecuente. Silencio pasivo y silencio activo. Silencio que no se interrumpe. Ausencia decidida de palabras. ¿El silencio es un ente con existencia propia? Pausa. Callar. Silencio del escéptico. Silencio autónomo. Usos del silencio: respeto, aceptación, indiferencia, odio, revelar o esconder, manifestar acuerdo o desaprobación, denotar actividad mental o su ausencia. El silencio que no se usa a propósito. El silencio del que duerme. Silencios pragmáticos. Silencios contextuales. Silencios de las indígenas migrantes. Silenciarse como señal del luto. Error de pronunciación. "Ni me la nombre". Silencio de la rabia. ¿El silencio es algo negativo o positivo? "El silencio es solo el marco o el contexto que posibilita todo lo demás. ¿Y qué es todo lo demás? Lo sorprendente es que no es nada, nada en absoluto: la vida misma transcurre, nada en especial”. Silencio de las respuestas prefabricadas. “El hablar místico es hablar contra las palabras”. Formas místicas del lenguaje: oxymoron, paradoja y negación. Silencio que habla de lo que no puede decirse. “Regreso al silencio para rescatar la palabra fragmentaria, aforística, nómade, opuesta a la dialéctica y totalizante”. Silencio como conocimiento del límite. ¿El límite del silencio es un muro con o sin ventana? Mi mudez. "De lo que no se puede hablar, hay que callar". Lenguaje como trampa. Silencio como potencia. Silencio como doble cara de... ¿de qué? Ópera muda “Hay que hablar de ella”. Lo innombrable. Silencio como una forma del lenguaje y un elemento del diálogo. Silencio estentóreo y silencio suave. Silencio de la locura. Silencio del suicida. Silencio moral. Silencio político. Silencio frente al horror. El silencio como alternativa. El silencio después del orgasmo. El silencio antes y después de la muerte. Silencio del mirón. Silencio del que observa una cosa cotidiana y se asombra. El silencio no tiene tiempo (ni sintaxis). Logofagia. Silencio del balbuceo. Silencio del juez. Silencio por ausencia de objeto. Silencio por ausencia de sujeto. El silencio de la habladuría. “Hablar para (no) decir nada no es no hablar. No es, sobre todo, no hablar a nadie”. Silencio de incredulidad. Silencio que se pregunta ¿por qué no entienden lo que digo? Silencio frente a la realidad del cuerpo. Silencio de una sala de operaciones. Silencio de la morgue. Silencio del hospital. Silencio del dolor. Silencio del que escucha a los intelectuales (entendiéndolos o no). Silencios acordados: del funeral, de la sala de cine, de la sala de velaciones, de los que escuchan un cuento. El silencio del espectador. Silencio del lector. Silencio disperso. Silencio del suspenso. Silencio del salón de clases. Silencio del analista. Silencio del niño al que nadie le habla. Silencio de la obra de arte. Choque entre la expectativa de la experiencia y el límite del lenguaje. Silencio de lo que viene del otro. Eliminarse como receptor. Irse a otro lugar mientras alguien habla. Silencio saturado. La palma arriba anunciando el golpe, en silencio. El puño apretado en silencio. Unos dedos buscando una navaja en silencio. Indultarle hondura al que no habla, porque parece decidirlo. Silencio del que no puede decir nada sobre sí mismo. Silencio de los niños cuando por primera vez les preguntan qué prefieren. Silencio del que se desconoce y se pregunta a sí mismo: ¿qué me gusta? Silencio del desinteresado. Silencio del chiste. Silencio de la conversación redireccionada: evadir de preguntas, subirle volumen a la música, mostrar una foto, señalar un punto en el paisaje, "¡Mira a George Clooney!". Silencio cuando se escuchan cosas incómodas sobre el otro. Enajenarse. El silencio como forma de protección frente a la duda. El silencio católico. El silencio del político de pueblo. El silencio para evitar la vergüenza. El silencio para evitar la culpa. El silencio que evita la acción. El silencio que posterga el dolor. El silencio de lo inaceptable. El silencio frente a lo que se censura socialmente. El silencio frente a lo que nunca se hablado. El silencio frente a lo que también habla sobre uno. Silencio pesimista y silencio optimista. Silencio escéptico.El silencio que dice: espere y verá. Silencio de la promesa. ¿El silencio de la promesa se rompe cuando la promesa se cumple? Silencio del que incumple. Silencio de la desconfianza. Silencio del que calla sus dudas frente a los radicales. Silencio del que relativiza todo. Silencio sobre la experiencia religiosa. El silencio del avergonzado por hablar de más. El silencio que no define postura. ¿Hay un silencio apolítico? El silencio de los ensayos universitarios, de los informes de lectura, de la tercera persona. El silencio del que teme que el otro no entienda. El silencio del que olvida una palabra. Silencio del que levanta la mano para hablar, le dan la palabra y olvida la intervención que tenía preparada. Silencio del que tiene la mano levantada y el compañero dice "exactamente lo que estaba pensando". Silencio desesperante. Viajar sin música. Silencio como evitador de la evitación. Silencio que abre espacios. Silencio acústico. Silencio no acústico. Silencio simulador del silencio acústico. Silencio de Dios. Silencio acústico de Dios. Silencio de los números. Silencio kinestésico. Silencio del que canta una canción en un idioma desconocido, repitiendo sus sonidos. Silencio del bebé. Silencio después del suspiro propio o ajeno. Silencio después de contar un chiste. Pausa dramática. El silencio del que es interrumpido. El silencio del que está escuchando.Pedir un minuto de silencio. El silencio de las redes sociales. El silencio del subalterno. El silencio de los indeseables. Silencio de las indirectas. Silencio del que pierde el hilo. Dejar en visto. El silencio después de una pregunta con respuesta obvia. Silencio (temporal) después de llegar al final de una emoción o pensamiento. Silencio del que se ha pensado demasiado. Silencio de Beckett: apabulla al lenguaje a fuerza de mucho hablar. Silencio sobre el pasado. Silencio sobre el presente. Silencio sobre el futuro. Silencio de la parálisis del sueño. Silencio del coma. Silencio del domingo en la mañana. Silencio de los sordos. "Vine a traducir el silencio de nuestra vida para pasarlo en limpio antes de que se vuelva mudez". El silencio del que presiente algo malo. Silencio del que presiente algo bueno. Silencio del afásico. Silencio del depresivo. Silencio del que se siente desconectado del mundo o al que los sonidos le llegan como por dentro de un tubo. El silencio como forma de respirar. ¿El silencio puede ser mentiroso? El silencio administrativo. El silencio como laguna (legal). Silencio resignado. Silencio metalingüístico. Silencio de la paz. Silencio de la calma. 0. Secreto profesional. Silencio de los curas, psicólogos, periodistas, médicos, abogados. Silencio del barrio adinerado. Silencio de la fotografía. Silencio de la madre. Silencio del enfermo. Silencio del que carga con un secreto horrible o excesivamente doloroso. Silencio del incómodo social. Silencio de las salas de espera: de aeropuertos, hospitales, EPS, lobbys, porterías de edificios o conjuntos. “¿Qué hay, amigo, al otro lado del silencio?”. Silencio del aleteo. Silencio del movimiento imperceptible. Silencio del que se retuerce en la cama. Silencio del insomnio. Silencio de las cosas que no se ven. Silencio del miope sin gafas. Silencio del ciego. Silencio de la noche. Silencio de la oscuridad. Silencio del museo.”. Silencio del taxista. Silencio del servicio, Silencio de los pobres. Silencio de los habitantes de la calle. Silencio de las bibliotecas. Silencio del transporte público. Silencio de los aviones. ¿Cuál es el silencio latinoamericano? Tener derecho a permanecer en silencio. Silencio del oscuro en la escena de teatro. Silencio de las estrellas. Silencio de la tipología del silencio. El silencio del que vienen y al que tienden todos los sonidos.